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100 1 _aEspejo, Eugenio
_eAutor(a)
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245 3 _aEl nuevo Luciano de Quito
_cPor Eugenio Espejo
264 1 _aQuito:
_bAriel,
_c[Fecha de la publicación no identificada].
300 _a232 páginas:
_c18 cm
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490 _aClasicos Ariel
_vNúmero 73
520 3 _aEugenio Espejo es una figura polifacética, de geniales dimensiones, sea por la vision de futuro que le tocó construir, sea por la crítica y protesta que capitaneó no sólo contra el sistema político colonial, sino incluso contra otras múltiples limitaciones que encerraba la sociedad quiteña de ese entonces.1 Permanentemente se ha señalado que Espejo fue un "adelantado", un "precursor" de los nuevos tiempos; que sembró las semillas del porvenir y levantó sueños diferentes a los vigentes, además de mantenerlos con una voluntad inquebrantable. Con el tiempo, el Precursor de la Independencia se ha transformado en figura señera en el campo de la literatura, el pensamiento y la historia ecuatoriana, y se ha convertido en un clásico por sus obras sobre la cuestión social, política, educativa, productiva y cultural, mismas que se reeditan hasta el presente. También fue visto como el máximo teórico y crítico de la educación de aquellos tiempos a través de una enciclopédica obra educativa, en tres volúmenes. Se lo considera como uno de los primeros que enfrentó a su medio con la palabra escrita y superó la tradición verbalista de ese entonces a través del primer periódico de nuestra Real Audiencia: Primicias de la Cidtura de Quito. Además, redactó el mayor de los estudios que sobre el mundo indígena se formuló en esos tiempos; para más de un autor, es el "padre" de la filosofía en el Ecuador. Tampoco ha faltado una tendencia de interpretación sobre su vida y su obra que ha conducido, en casos extremos, a una verdadera mitificación. Históricamente, fue una persona en confrontación permanente, acechada, perseguida y llevada a la cárcel por las autoridades. Una orden de prisión en su contra es dictada en 1 787. Años después se le siguió un largo, eterno juicio, que en buena medida es causante de su muerte y que por fin se publica, luego de casi dos siglos de "olvido". Se trata del "Testimonio íntegro de los Autos en que Dña. María Chiriboga Villavicencio, mujer legítima del Cap. de Milicias de la Villa de Riobamba, Dn. Siro de Vida y Torres, se queja y acusa en forma al Dr. Eugenio de Santa Cruz y Espejo, por haberle injuriado gravemente su honor, el de su padre y el de otras personas de igual clase, en unas Cartas o libelos infamatorios y denigrativos llamados Riobambenses".
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