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_bK41
100 1 _921480
_aKertész, Imre
_eAutor(a)
245 _aSin destino:
_bNovela
_cPor Imre Kertész, traducciónn de Judith Xantus
264 1 _aBuenos Aires:
_bSol90,
_c2003,
300 _a173 páginas.
_c21 cm.
336 _2rdacontent
_atexto
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_ano mediado
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_avolumen
_bnc
490 _aPremio Nobel
_vNo.24
505 _a Publicada en 1975 y considerada hoy por muchos una obra maestra del pasado siglo, Sin destino ―la historia de un adolescente judío enviado a Auschwitz― suscitó y aún suscita en algunos una reacción de rechazo ante el tono singularmente apático (en el sentido más literal de impasibilidad del ánimo) con que el protagonista encara las más terribles experiencias. Pero no se trata de indiferencia ante la catástrofe. Narrada por un joven, para quien los códigos morales caducos de sus mayores son inservibles en Auschwitz, lo que algunos han malentendido como mirada cínica es, al contrario, la actitud candorosa, cargada de inocencia, de alguien que debe orientarse en el peor infierno posible, privado de cualquier punto de referencia. Para György Köves, el adolescente protagonista de la novela, no existen buenos ni malos, sino gente que ordena y gente que obedece, y no se plantea cuestionar la autoridad más que si estuviera en un internado. El motivo es que György es ya, de pleno derecho, un habitante del universo totalitario; no un régimen de terror impuesto por unos monstruos, sino un orden racional, aunque incomprensible, donde el asesinato planificado es sólo un negociado más del organigrama. Se trata además de un orden querido y aceptado por amplias capas de la población ―tal vez la mayoría― en muchos lugares, ¿o alguien piensa todavía que los Hitler, Stalin o Franco hubieran podido aguantar tanto tiempo sólo con la represión?
520 3 _a Publicada en 1975 y considerada hoy por muchos una obra maestra del pasado siglo, Sin destino ―la historia de un adolescente judío enviado a Auschwitz― suscitó y aún suscita en algunos una reacción de rechazo ante el tono singularmente apático (en el sentido más literal de impasibilidad del ánimo) con que el protagonista encara las más terribles experiencias. Pero no se trata de indiferencia ante la catástrofe. Narrada por un joven, para quien los códigos morales caducos de sus mayores son inservibles en Auschwitz, lo que algunos han malentendido como mirada cínica es, al contrario, la actitud candorosa, cargada de inocencia, de alguien que debe orientarse en el peor infierno posible, privado de cualquier punto de referencia. Para György Köves, el adolescente protagonista de la novela, no existen buenos ni malos, sino gente que ordena y gente que obedece, y no se plantea cuestionar la autoridad más que si estuviera en un internado. El motivo es que György es ya, de pleno derecho, un habitante del universo totalitario; no un régimen de terror impuesto por unos monstruos, sino un orden racional, aunque incomprensible, donde el asesinato planificado es sólo un negociado más del organigrama. Se trata además de un orden querido y aceptado por amplias capas de la población ―tal vez la mayoría― en muchos lugares, ¿o alguien piensa todavía que los Hitler, Stalin o Franco hubieran podido aguantar tanto tiempo sólo con la represión?
650 _aCiencia ficción
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