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_bD959
100 1 _95962
_aDávila Andrade, César
_d1918-1967
_eAutor(a)
245 _aBestiario-Cabeza de gallo
_cpor César Dávila Andrade, ilustraciones de Luigi Stornaiolo
264 1 _aQuito:
_bel Fakir,
_c2018.
300 _a16 páginas:
_bIlus
_c27 cm.
336 _2rdacontent
_atexto
_btxt
337 _2rdamedia
_ano mediado
_bn
338 _2rdacarrier
_avolumen
_bnc
490 _aCabeza de gallo
520 3 _aCesar Dávila Andrade en el cuento “Cabeza de Gallo” desea destacar como festejan una fiesta religiosa en un pequeño pueblo, resaltando el juego que preparan ansiosos para comenzar aquella fiesta, la misma que se trata de enterrar a un gallo para que una persona vendada los ojos con un palo le pegue en la cabeza de gallo hasta matarlo. Un grupo de personas al momento que un individuo cavaba el hoyo y enterró al gallo dejando únicamente la cabeza fuera, estas personas sintieron satisfacción y empezaron a reír, mientras el pobre gallo se sentía ahogado y desesperado. En este cuento Cesar Dávila Andrade desea plasmar una fiesta de carácter religioso, no puede existir el bien sin el mal, entonces podemos decir que estas personas que celebran la fiesta en su pequeño pueblo existía un poco de mal, por el simple hecho de enterrar a un gallo para sentir la satisfacción de matarlo, ya están sintiendo el mal. Cuando vendan al individuo y empiezan a jugar. Por cosas de la vida un pequeño muchacho grita que se quema la iglesia y todas se quedaron paralizadas, todos corrieron a la plaza. El muchacho se acercó hasta donde estaba el gallo enterrado y los dos estaban alegres porque la gente se había ido es ahí donde existe el bien. El gallo le miro desesperadamente con sus ojos vidriosos y el muchacho procedió a liberarlo, después de esto el muchacho bajo a la iglesia sintió que la fiesta se había inmovilizado, de todas partes acudían curiosos, pero sus rostros tenían un vago aspecto de espanto. Todas la puertas de la iglesia estaban abiertas y temblaban las personas que se encontraban ahí estaban muy nerviosas sin poder hacer nada, no tenían una gota de agua , en esta parte es donde Cesar Dávila Andrade quiso que el lector sienta la desesperación de esta gente por no poder ayudar en nada, solo podían ver como las llamas empezaron a morder el altar donde se encontraba el patrón de la fiesta, de repente la gente se puso de rodillas pidiendo un milagro pero este no ocurrió, es ahí cuando Cesar Dávila Andrade quiere también mostrar al lector que los milagros a veces no pueden existir. Todo se había quemado el muchacho fue uno de los primeros en entrar a la iglesia donde todo estaba destrozado, pero de pronto vieron al cuerpo del crucificado que apenas había sido tocado por el fuego, su rostro estaba manchado de ceniza, maltratado y sangrante en este instante el muchacho vio sus ojos vidriosos inertes y anhelante en esta parte Cesar Dávila Andrade nos refleja el realismo.
650 _aLiteratura ecuatoriana
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_aEcuador
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