El país de Manuelito: novela Ecuatoriana Por Alfonso Barrera Valverde

By: Barrera Valverde, Alfonso, 1929-2013 [Autor(a)]
Material type: TextTextLanguage: Spanish Publisher: Quito: El conejo, 1985Edition: Segunda ediciónDescription: 167 páginas: Ilustraciones (incluye fotografías, dibujos, etc) 21 cmContent type: texto Media type: no mediado Carrier type: volumenSubject(s): Ciencia ficción | Literatura de ficción | Literatura popular | Novela | Narrativa | LiterariaDDC classification: E863 Abstract: El País de Manuelito (Alfonso Barrera Valverde) Manuelito salió en la madrugada de su hogar sin despedirse de nadie, solo quería buscar su camino ya que no tenía padre y su madre murió dejándole como herencia patrones los cuales estaban esperando que trabaje pero preferible coger algo de comer, un camino que seguir, en este caso al sur, buscar trabajo por mi propia cuenta y a demás a conocer el mundo. Mientras caminaba se puso a pensar en su desayuno contemplando su caserío ya lejano dirigiéndose por un camino hasta llegar a un río y, volviendo la mirada al frente se detuvo dándose cuenta que al dejar una casa se necesita otra casa, meditó durante medio minuto y luego tiró sus zapatos sobre unas piedras y metió los pies en el agua durante un rato, después se puso sus zapatos, cogió la bolsa con comida y siguió su rumbo desconocido disfrutando de su libertad. En el camino encontró a leñadores que llevaban su carga en carros alados por burros, Manuelito los saludó y cuando quería decirles que no cortaran más árboles los burros lo interrumpieron rebuznando y callándole sus verdades, pero bueno ya habrá otra oportunidad. Al llegar a una ciudad, al estar por doblar la esquina escuchó unos ladridos y, Manuelito sin saber si correr o convertirse en piedra llegaron dos mujeres que insultaron a los perros los cuales salieron huyendo; las mujeres le pidieron a Manuelito que las acompañe pero él agradeciéndoles se negó, prefirió continuar solo. Ya cerca del medio día divisó una laguna con casas blancas en la orilla, y al pasar junta a ellas en una había un letrero con grandes letras “HOTEL”, siguió caminando por la orilla jugando con los botes que estaban ahí y vio de nuevo “HOTEL” pero en un bote más grande ¿Cómo un bote puede ser hotel?, Manuelito subió a este de un brinco, todo le pareció más grande y tendiéndose para admirar al cielo, se durmió. ¿Qué haces aquí chico? Manuelito se despertó y quiso salir corriendo pero lo sujetaban de sus brazos. Fue llevado al hotel donde lo juzgaron severamente y un hombre gordo que escuchaba, nada menos que el dueño del lugar, pronunció su sentencia --Que trabaje-- el empleado dijo -- ¿En dónde lo pongo?-- -- En el comedor, que se gane la vida--. ¿Ese era su castigo?, si lo que más quería era trabajar. Un sábado mientras Manuelito estaba en su tiempo libre, Rosaura, su compañera de trabajo, recibió la visita de su hermano Pedro que tenía treinta años; los tres conversaron sobre varios temas y sus dos amigos estaban sorprendidos por el desenvolvimiento de un niño, de Manuelito. Se hicieron grandes amigos, Pedro venía de un caserío cerca de Otavalo y sabía tejer y fabricar tapices, un buen trabajador con una trenza y su traje típico que mereció la admiración del niño; se hubiera quedado mucho tiempo con su nuevo amigo cuando llegó un mensajero llamado Rafael que le informó – Dicen los patrones que vayas a trabajar con ellos que no te va a faltar nada, y si sigues huyendo va a ir con las autoridades ya que eres menor de edad y no te desperdicies con otros—Manuelito dijo—no gracias—y Rafael regresó por donde vino. Si quería seguir siendo libre debía partir pronto y Pedro lo ayudó, no le prometió nada pero lo llevó con él para que conozca a su gente y su trabajo. Entraron en la casa blanca muy aseada con cuartos entablados y dos eran los principales el de dormir y el de los telares con mucha gente convocada para recibirlos, gente que estaba trabajando dirigidos por un anciano con un bastón que servía para dar órdenes; el anciano se llamaba Taita Valle y le dijo a Pedro que le enseñara, Pedro llevó al niño al patio en donde le dio su primera lección, un cuento. Pedro – Sabes que en los tapices tejemos muchas figuras especialmente aves raras que existieron hace mucho tiempo vistas por nuestros ancianos y recordadas de generación en generación... – Manuelito escuchó con silencio y puso mucha atención. De lunes a sábado Manuelito solía trabajar y los domingos jugaba con los demás niños; un día llegó a la casa de los telares una carta que Pedro había estado esperando, era para salir a otro país, había conseguido una beca, pero antes debía vender algo de mercadería en otros lugares y llevó a Manuelito consigo ya que él también quería viajar, conocer el mundo y como no tenía a dónde ir, pero luego Pedro iba a dejarlo para poder viajar… Los dos fueron caminando, vendiendo lo que tenían y cobrando; pasaron por un páramo, cogieron varios autobuses hasta llegar, ya en la noche, al chota para cobrar, ahí Manuelito conoció a Benedixión, los dos pidieron posada y descansaron, durante la noche, Pedro y Benedixión quedaron de acuerdo en que Benedixión iba a llevar con él al niño ya que no podía continuar su viaje con su amigo porque ya iba a viajar, así que Manuelito se despidió de Pedro prometiéndole que le escribiría y que van a volver a encontrarse y se fue a Esmeraldas con su nuevo amigo… Manuelito, después de un tiempo decidió dejar el palacio verde de Esmeraldas para poder continuar con su viaje para conocer más lugares, para conocer a los amigos de Pedro, aunque le habría gustado quedarse. El niño viajó a Quito, cogió el autobús para llegar a la capital mientras miraba por la ventana del vehículo un hombre le preguntó hacia dónde iba y Manuelito le entregó un papel con las direcciones de los amigos y el hombre decidió llevarlo, el hombre le contó varias historias hasta aún después de bajar del autobús y Manuelito seguía escuchando hasta que llegaron a la casa en donde viven los familiares de Pedro, El hombre se llamaba Don José y era tallador seguramente lo vería más tarde así que hablaron por un momento entre todos y luego se despidieron. En este lugar se dio una reunión entre los artistas y artesanos donde compartieron sus talentos con los demás, Manuelito no quería que este encuentro terminara pero bueno… de nuevo llegó el mensajero avisando que los patrones iban a adoptar al niño y que no siga huyendo, Manuelito no iba a acceder así que tuvo lo oportunidad de viajar con un ceramista de Cotopaxi y fueron a esa ciudad, ya en el hogar del alfarero disfrutaron muchas cosas del trabajo y varios cuentos, un domingo mientras Manuelito veía jugar a los mayores jugar fútbol y todos los participantes llegaban en bicicletas, así que un niño, el más travieso cogió una bicicleta sin permiso y se dirigió directamente hacia Manuelito pasando sobre sus piernas y fracturándole la tibia, Manuelito fue al hospital donde le enyesaron la pierna y tuvo que quedarse en reposo en su casa por largo tiempo, mientras reposaba sus amigos lo venían a ver y también su perro “Cotopaxi” lo acompañaba pero, siempre que lo visitaba Rosita el niño sentía algo más que solo amistad, cuando Manuelito se sintió mejor y vio la necesidad de seguir su camino pero antes Manuelito y sus amigos organizaron una excursión a la que Rosita también fue y los dos niños tuvieron la oportunidad de estar juntos, después de un largo camino llegaron a un pueblo en donde encontraron a un hombre que les contó varios cuentos. Manuelito se quedo en Ambato con su profesor que fue guía de la pasada excursión, con un zapatero e hiso amistad con el hijo del mismo y también con la compañía de Cotopaxi su perro, en las noches Manuelito solía soñar muchas cosas sobre sus parientes, parecían cuentos pero su perro siempre lo despertaba cuando veía que su amo no podía dormir tranquilamente por sus sueños, un día Manuelito decidió despedirse y continuar pero a nadie le contó el verdadero motivo de su partida que era que sus parientes lo esperaban por lo menos eso había soñado, y viajó a Riobamba, de Riobamba a Cuenca y en todo el viaje lo acompañó el poeta que le había contado las historias en la excursión y su fiel compañero Cotopaxi, en cuenca se quedó un tiempo y luego continuó solo con su perro y fue a Loja, la provincia de papel, en donde antes de partir visitó el valle de los hombre de cien años, en este valle los hombre más jóvenes tenían 60, 70 y 80 años con los cuales conversaron, se quedo largo tiempo aquí pero le hacía falta joven amistad activa y duradera así que partió con rumbo desconocido, entre bajadas y subidas del ómnibus en el que viajaban Manuelito y Cotopaxi llegaron a un lugar en donde el cacao se secaba en los patios de las casas, los dos buscaban la dirección de los parientes de Manuelito llegaron a una casa con loros y monos, era la dirección del papel pero no había nadie una vecina les dijo que los encontrarían en un parque, que habría una gran carpa y los dos corrieron sin saber que serían sus últimos apuros de libertad, llegaron a la gran carpa, entraron y había una especie de reunión a donde concurrió mucha gente, los dos se acomodaron donde pudieron y esperaron hasta que todo terminó, allí esperaban a Manuelito sus dos primos que los llevaron a la casa de los monos y loros, al parecer era una especie de casa naturista donde vendían animales exóticos, velas, ungüentos, etc. Los primos habían llamado a Manuelito para que trabajaran con ellos y no tuvo más remedio que aceptar, pues lo retuvieron, Manuelito y su perro trabajaron allí esperando para poder escapar y como todo lo que vendían era ilegal o simplemente nada una clienta desilusionada por las falsas promesas de los productos los denunció, todos fueron arrestaos menos Manuelito y Cotopaxi claro, como no les pagaban nada por su trabajo y los policías dieron todas las pertenencias Manuelito, dejó todo en el lugar donde vivían y cobró solo lo que le pertenecía, fue al correo y ¡AL FIN! Una carta de Pedro que le decía que se había casado y que quería adoptarlo como su hijo, que debía ir a Guayaquil, coger un barco, un avión en tal parte y que vaya a Galápagos. Que lo esperan con gran ansia. Manuelito fue a Guayaquil con su perro, claro, y hubo un problema, como coger un barco con Cotopaxi, ni en el muelle ni en los barcos aceptan animales. Pagaron y descansaron en un hotel, con mucho cuidado con Cotopaxi para que no moleste a los demás, conocieron a Miguel quien les ayudó a viajar a los dos en el barco y se despidieron al momento de coger el avión hacia Galápagos, para el vuelo debieron dejar al perro como equipaje, luego al aterrizar, Pedro y su esposa Jacqueline lo esperaban allí, Manuelito corrió hacia ellos y Pedro le pregunto -- ¿Quieres ser mi hijo?-- Y el niño aceptó, Pedro -- ¿y mi Amigo también?—Claro que Manuelito aceptó, luego Cotopaxi también fue corriendo hasta ellos y los saludó frotando su pelaje en las piernas de su nueva familia. Todos vivieron en un hogar lleno de amor en gran parte por Jacqueline, Manuelito y Cotopaxi conocieron todo sobre las islas Galápagos sus hermosos paisajes, fauna y flora… Manuelito está en la escuela y cuenta a todos sus grandes aventuras, cuentos y leyendas que aprendió por su trayectoria hasta encontrar su verdadero hogar.
List(s) this item appears in: INGRESO OCTUBRE2020
Tags from this library: No tags from this library for this title. Log in to add tags.
    Average rating: 0.0 (0 votes)
Item type Current location Home library Collection Call number Status Date due Barcode Item holds
Libros Libros Campus Central
Estantería
Campus Central
Estantería
Colección de divulgación general E863 (Browse shelf) Checked out to JORGE OSWALDO ANDRADE TAPIA (1706748082) 04/24/2024 01-014422
Total holds: 0

El País de Manuelito

(Alfonso Barrera Valverde)

Manuelito salió en la madrugada de su hogar sin despedirse de nadie, solo quería buscar su camino ya que no tenía padre y su madre murió dejándole como herencia patrones los cuales estaban esperando que trabaje pero preferible coger algo de comer, un camino que seguir, en este caso al sur, buscar trabajo por mi propia cuenta y a demás a conocer el mundo. Mientras caminaba se puso a pensar en su desayuno contemplando su caserío ya lejano dirigiéndose por un camino hasta llegar a un río y, volviendo la mirada al frente se detuvo dándose cuenta que al dejar una casa se necesita otra casa, meditó durante medio minuto y luego tiró sus zapatos sobre unas piedras y metió los pies en el agua durante un rato, después se puso sus zapatos, cogió la bolsa con comida y siguió su rumbo desconocido disfrutando de su libertad. En el camino encontró a leñadores que llevaban su carga en carros alados por burros, Manuelito los saludó y cuando quería decirles que no cortaran más árboles los burros lo interrumpieron rebuznando y callándole sus verdades, pero bueno ya habrá otra oportunidad. Al llegar a una ciudad, al estar por doblar la esquina escuchó unos ladridos y, Manuelito sin saber si correr o convertirse en piedra llegaron dos mujeres que insultaron a los perros los cuales salieron huyendo; las mujeres le pidieron a Manuelito que las acompañe pero él agradeciéndoles se negó, prefirió continuar solo. Ya cerca del medio día divisó una laguna con casas blancas en la orilla, y al pasar junta a ellas en una había un letrero con grandes letras “HOTEL”, siguió caminando por la orilla jugando con los botes que estaban ahí y vio de nuevo “HOTEL” pero en un bote más grande ¿Cómo un bote puede ser hotel?, Manuelito subió a este de un brinco, todo le pareció más grande y tendiéndose para admirar al cielo, se durmió. ¿Qué haces aquí chico? Manuelito se despertó y quiso salir corriendo pero lo sujetaban de sus brazos. Fue llevado al hotel donde lo juzgaron severamente y un hombre gordo que escuchaba, nada menos que el dueño del lugar, pronunció su sentencia --Que trabaje-- el empleado dijo -- ¿En dónde lo pongo?-- -- En el comedor, que se gane la vida--. ¿Ese era su castigo?, si lo que más quería era trabajar. Un sábado mientras Manuelito estaba en su tiempo libre, Rosaura, su compañera de trabajo, recibió la visita de su hermano Pedro que tenía treinta años; los tres conversaron sobre varios temas y sus dos amigos estaban sorprendidos por el desenvolvimiento de un niño, de Manuelito. Se hicieron grandes amigos, Pedro venía de un caserío cerca de Otavalo y sabía tejer y fabricar tapices, un buen trabajador con una trenza y su traje típico que mereció la admiración del niño; se hubiera quedado mucho tiempo con su nuevo amigo cuando llegó un mensajero llamado Rafael que le informó – Dicen los patrones que vayas a trabajar con ellos que no te va a faltar nada, y si sigues huyendo va a ir con las autoridades ya que eres menor de edad y no te desperdicies con otros—Manuelito dijo—no gracias—y Rafael regresó por donde vino. Si quería seguir siendo libre debía partir pronto y Pedro lo ayudó, no le prometió nada pero lo llevó con él para que conozca a su gente y su trabajo.
Entraron en la casa blanca muy aseada con cuartos entablados y dos eran los principales el de dormir y el de los telares con mucha gente convocada para recibirlos, gente que estaba trabajando dirigidos por un anciano con un bastón que servía para dar órdenes; el anciano se llamaba Taita Valle y le dijo a Pedro que le enseñara, Pedro llevó al niño al patio en donde le dio su primera lección, un cuento. Pedro – Sabes que en los tapices tejemos muchas figuras especialmente aves raras que existieron hace mucho tiempo vistas por nuestros ancianos y recordadas de generación en generación... – Manuelito escuchó con silencio y puso mucha atención. De lunes a sábado Manuelito solía trabajar y los domingos jugaba con los demás niños; un día llegó a la casa de los telares una carta que Pedro había estado esperando, era para salir a otro país, había conseguido una beca, pero antes debía vender algo de mercadería en otros lugares y llevó a Manuelito consigo ya que él también quería viajar, conocer el mundo y como no tenía a dónde ir, pero luego Pedro iba a dejarlo para poder viajar…
Los dos fueron caminando, vendiendo lo que tenían y cobrando; pasaron por un páramo, cogieron varios autobuses hasta llegar, ya en la noche, al chota para cobrar, ahí Manuelito conoció a Benedixión, los dos pidieron posada y descansaron, durante la noche, Pedro y Benedixión quedaron de acuerdo en que Benedixión iba a llevar con él al niño ya que no podía continuar su viaje con su amigo porque ya iba a viajar, así que Manuelito se despidió de Pedro prometiéndole que le escribiría y que van a volver a encontrarse y se fue a Esmeraldas con su nuevo amigo…
Manuelito, después de un tiempo decidió dejar el palacio verde de Esmeraldas para poder continuar con su viaje para conocer más lugares, para conocer a los amigos de Pedro, aunque le habría gustado quedarse. El niño viajó a Quito, cogió el autobús para llegar a la capital mientras miraba por la ventana del vehículo un hombre le preguntó hacia dónde iba y Manuelito le entregó un papel con las direcciones de los amigos y el hombre decidió llevarlo, el hombre le contó varias historias hasta aún después de bajar del autobús y Manuelito seguía escuchando hasta que llegaron a la casa en donde viven los familiares de Pedro, El hombre se llamaba Don José y era tallador seguramente lo vería más tarde así que hablaron por un momento entre todos y luego se despidieron. En este lugar se dio una reunión entre los artistas y artesanos donde compartieron sus talentos con los demás, Manuelito no quería que este encuentro terminara pero bueno… de nuevo llegó el mensajero avisando que los patrones iban a adoptar al niño y que no siga huyendo, Manuelito no iba a acceder así que tuvo lo oportunidad de viajar con un ceramista de Cotopaxi y fueron a esa ciudad, ya en el hogar del alfarero disfrutaron muchas cosas del trabajo y varios cuentos, un domingo mientras Manuelito veía jugar a los mayores jugar fútbol y todos los participantes llegaban en bicicletas, así que un niño, el más travieso cogió una bicicleta sin permiso y se dirigió directamente hacia Manuelito pasando sobre sus piernas y fracturándole la tibia, Manuelito fue al hospital donde le enyesaron la pierna y tuvo que quedarse en reposo en su casa por largo tiempo, mientras reposaba sus amigos lo venían a ver y también su perro “Cotopaxi” lo acompañaba pero, siempre que lo visitaba Rosita el niño sentía algo más que solo amistad, cuando Manuelito se sintió mejor y vio la necesidad de seguir su camino pero antes Manuelito y sus amigos organizaron una excursión a la que Rosita también fue y los dos niños tuvieron la oportunidad de estar juntos, después de un largo camino llegaron a un pueblo en donde encontraron a un hombre que les contó varios cuentos.
Manuelito se quedo en Ambato con su profesor que fue guía de la pasada excursión, con un zapatero e hiso amistad con el hijo del mismo y también con la compañía de Cotopaxi su perro, en las noches Manuelito solía soñar muchas cosas sobre sus parientes, parecían cuentos pero su perro siempre lo despertaba cuando veía que su amo no podía dormir tranquilamente por sus sueños, un día Manuelito decidió despedirse y continuar pero a nadie le contó el verdadero motivo de su partida que era que sus parientes lo esperaban por lo menos eso había soñado, y viajó a Riobamba, de Riobamba a Cuenca y en todo el viaje lo acompañó el poeta que le había contado las historias en la excursión y su fiel compañero Cotopaxi, en cuenca se quedó un tiempo y luego continuó solo con su perro y fue a Loja, la provincia de papel, en donde antes de partir visitó el valle de los hombre de cien años, en este valle los hombre más jóvenes tenían 60, 70 y 80 años con los cuales conversaron, se quedo largo tiempo aquí pero le hacía falta joven amistad activa y duradera así que partió con rumbo desconocido, entre bajadas y subidas del ómnibus en el que viajaban Manuelito y Cotopaxi llegaron a un lugar en donde el cacao se secaba en los patios de las casas, los dos buscaban la dirección de los parientes de Manuelito llegaron a una casa con loros y monos, era la dirección del papel pero no había nadie una vecina les dijo que los encontrarían en un parque, que habría una gran carpa y los dos corrieron sin saber que serían sus últimos apuros de libertad, llegaron a la gran carpa, entraron y había una especie de reunión a donde concurrió mucha gente, los dos se acomodaron donde pudieron y esperaron hasta que todo terminó, allí esperaban a Manuelito sus dos primos que los llevaron a la casa de los monos y loros, al parecer era una especie de casa naturista donde vendían animales exóticos, velas, ungüentos, etc. Los primos habían llamado a Manuelito para que trabajaran con ellos y no tuvo más remedio que aceptar, pues lo retuvieron, Manuelito y su perro trabajaron allí esperando para poder escapar y como todo lo que vendían era ilegal o simplemente nada una clienta desilusionada por las falsas promesas de los productos los denunció, todos fueron arrestaos menos Manuelito y Cotopaxi claro, como no les pagaban nada por su trabajo y los policías dieron todas las pertenencias Manuelito, dejó todo en el lugar donde vivían y cobró solo lo que le pertenecía, fue al correo y ¡AL FIN! Una carta de Pedro que le decía que se había casado y que quería adoptarlo como su hijo, que debía ir a Guayaquil, coger un barco, un avión en tal parte y que vaya a Galápagos. Que lo esperan con gran ansia.
Manuelito fue a Guayaquil con su perro, claro, y hubo un problema, como coger un barco con Cotopaxi, ni en el muelle ni en los barcos aceptan animales. Pagaron y descansaron en un hotel, con mucho cuidado con Cotopaxi para que no moleste a los demás, conocieron a Miguel quien les ayudó a viajar a los dos en el barco y se despidieron al momento de coger el avión hacia Galápagos, para el vuelo debieron dejar al perro como equipaje, luego al aterrizar, Pedro y su esposa Jacqueline lo esperaban allí, Manuelito corrió hacia ellos y Pedro le pregunto -- ¿Quieres ser mi hijo?-- Y el niño aceptó, Pedro -- ¿y mi Amigo también?—Claro que Manuelito aceptó, luego Cotopaxi también fue corriendo hasta ellos y los saludó frotando su pelaje en las piernas de su nueva familia. Todos vivieron en un hogar lleno de amor en gran parte por Jacqueline, Manuelito y Cotopaxi conocieron todo sobre las islas Galápagos sus hermosos paisajes, fauna y flora…
Manuelito está en la escuela y cuenta a todos sus grandes aventuras, cuentos y leyendas que aprendió por su trayectoria hasta encontrar su verdadero hogar.

There are no comments on this title.

to post a comment.

Gracias por visitarnos

Ver Información de Accesos